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Historia del reggae en México

Por Eddie Ortega R.

Para este servidor, realizar una investigación sobre el tema del reggae en Quintana Roo, era más que todo una obligación moral. Es la música con la que crecí, la que bailé; la que nunca he perdido de vista y que sobre todo, la que reafirma día con día el profundo amor que le profeso a mi estado y a mi país. Es de destacar cómo esta corriente musical que nació en Jamaica, ha trascendido en su esencia en Chetumal, en Quintana Roo y en México, como un movimiento de resistencia socio-cultural.

Cuando hablamos del reggae mexicano, de forma obligada tenemos que referirnos a numerosas bandas que se han creado y han hecho su lucha por la vida. Yerberos, Antidoping, La Yaga, Bamboo, Bosquimano, Splash, Rastrillos y un chorro más, han hecho que el ritmo por excelencia en el Caribe negro se haya convertido en una autentica manifestación nacional; con esa mezcla de rastafarismo y las riquísimas tradiciones de nuestro país, se han convertido en un sello bien característico. Estas agrupaciones han buscando similitudes entre negros e indios (esclavos los dos al final de cuentas) y lo interesante es que las han encontrado y gritado a todo el mundo. Sin embargo y después de este choro harto mareador, no sé aún si alguien se ha puesto a pensar ¿Cómo carajos llego el reggae a México?.

El hecho es que en la capital del país se empezó a difundir la música reggae prácticamente a mediados de los años 80. Marley ya había muerto y los jóvenes de ese tiempo, un poco hartos del rock o la balada y quien sabe cuánta bendita música, desbordaron en el ritmo skatalítico su necesidad apremiante de sentirse libres, de poder clamar a los cuatro vientos que las cosas no estaban bien y que había una salida a tanto desmadre. Sin embargo, en un lugar muy apartado de la capital del país, a más de dos mil kilómetros de distancia, el reggae había ya asentado sus reales ¡diez años antes!.

Vámonos pa’ atrás, década de 1970. Cuando en el D. F. todavía se escuchaba a los Beatles, los Rollings, los nacientes Zepellin; los rocanroleros mexicanos como Lora y el Three soul in my mind hacían su lucha y empezaba el movimiento de la balada mexicana y la música disco daba sus primeros pasitos, un grupo de muchachos en Chetumal, capital del entonces territorio federal de Quintana Roo (no alcanza el status de estado sino hasta 1974), localizado al sur del país, recibían las señales radiofónicas no de México, sino de estaciones del Caribe (recordemos que este lugar es orgullosamente el único bastión mexicano bañado por este maravilloso Mar), principalmente de Belice.

El primer grupo musical en forma que se creó en Chetumal se llamó Tropical Managua y posteriormente Jericarel. Su fundador fue don Eddie Ortega y Acosta, mi padre entre 1961-1962.

Pero fue Benito de Jesús Loeza Rivadeneyra, quien junto con su hermano José y un puñado de chamacos, empezaron a compenetrarse con los ritmos que escuchaban en Radio One de la Broadcasting Corporation of Belize. Música de grandes maestros tales como Byron Lee & The Dragonaires, o Lord Rhaburn combo, Lord Laro y otros que venían presentando ritmos como el Mento, el Calipso, el Bruckdown – que es la forma beliceña de hacer Calipso-; el ska y el reggae (que eran los géneros que rifaban por estos lares). Pudiendo acceder a sus grabaciones traídas acetatos, estos chicos las copiaron a la perfección, les pusieron un toque muy chetumaleño y de ahí, como se dice pal’ real.

Beny empezó en los 60’s y tuvo una rara oportunidad en estos lugares apartados. Pudo grabar, gracias al apoyo del gobierno del territorio; así Beny y su grupo, que es como se llamo su banda, hizo ocho discos a lo largo de su carrera. Pero él no fue el único.

Don Eliseo Pech Yamá, hombre que había llegado desde Yucatán con un saxofón bajo el brazo y con una visión muy amplia para la música hizo lo mismo. Formo su grupo, pero a diferencia de Beny, que creó a su banda con gente de la ciudad, Ely Combo (así bautizo don Eliseo a su agrupación) tenía los servicios del cantante beliceño Anthony Jones, quien su con ingles mezclado con un pésimo español cantó temas que para suerte de los que somos amantes del reggae, también fueron grabados de long plays.

Era evidente que el Calipso y el reggae tenían que asentarse aquí: como dije, la muchachada tenía más facilidad de conseguir estos discos, que los de las estrellas de moda en el rock o la balada. De esta forma se creó un mundillo muy interesante. Aún se recuerdan los bailes populares en la Explanada de la Bandera, en donde, al ritmo del reggae se conocieron, bailaron y se enamoraron muchas parejas que ahora, son nuestros padres.

Pero la cosa no terminó ahí. Surgieron grupos como Los Cuervos que nos regalaron dos magníficos discos; además otras agrupaciones quienes, aunque no pudieron grabar su música, si hicieron su lucha y dejaron huella dentro de la gente: Los Flyers, Los Brotherhoods y Los Reclutas son algunas de ellas.

La cosa parecía florecer para el reggae por estos lugares, sin embargo (siempre hay un negrito en el arroz) ocurrió un fenómeno curioso: Byron Lee, sin duda el músico que más influyó en Beny y Ely, decidió emplazar sus baterías al mercado norteamericano y dejó de distribuir sus discos a Belice y por ende, a Chetumal.

De cierta manera, esto fue la debacle para las bandas, puesto que ya no tuvieron una guía para seguir haciendo covers y desgraciadamente tampoco tuvieron la iniciativa de crear su propia música, salvo muy contadas excepciones en las que Benito y don Eliseo escribieron para sus grupos. Aunado a eso, en 1974, Quintana Roo se convirtió en estado libre y soberano y para llenar el quórum legal de personas necesarias para acceder a tal estatus, el gobierno Federal trajo a mucha gente de muchos estados del país, principalmente Veracruz, Hidalgo, Coahuila y Zacatecas, quienes aparte de traer sus pertenencias, trajeron su música y sus costumbres.

Los músicos para no perder la chamba, empezaron a incluir en su repertorio cumbia, balada, pop o rock y dejaron a un lado al reggae. Parecía el fin de la historia.

Afortunadamente para los que somos enamorados del reggae, la cosa no acaba tan fea en Chetumal: digamos que solo fue un impasse, y que en la actualidad son ya varios grupos de chicos preparatorianos que aúnan sus gustos por la música y crean sus bandas. Alvrix (Arturo Álvarez Cervera) comenzó a principios del 2000 con un proyecto que culminó con un disco. Los chamacones de Korto Circuito le pegan al Ska y al reggae. Mención especial para el grupo Hierba Santa, y muchos, afortunadamente muchos más. Es menester decir que estos jóvenes tienen -gracias a sus padres- la información de los grupos que les antecedieron, que les abrieron el camino en el intrínseco camino del reggae.

Es pues, por todo lo anterior una obligación –por mera justicia y derecho - darle a la capital del estado de Quintana Roo, Chetumal ese estatus y nombre privilegiado: La Puerta de entrada del reggae a México.

Ojalá y no se olvide. Nosotros debemos encargarnos de ello.


Vale.

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